La ausencia del magnate estadounidense, sin pagar lo prometido a River, Vélez y Estudiantes, es otro golpe a la credibilidad de los desembarcos privatizadores. En el pasado hubo varios casos. Pero, a la vez, en la actualidad muchos clubes -en especial de Ascenso- gerencian su fútbol con contratos ocultos a los socios.
Las Sociedades Anónimas Deportivas y el deseo del gobierno libertario de imponerlas en el fútbol argentino se hicieron un gol en contra. La repentina ausencia de Foster Gillett, el millonario estadounidense que tras su precuerdo con Juan Sebastián Verón para invertir en Estudiantes se convirtió en la referencia SAD de Javier Milei –el presidente llegó a mostrar una camiseta Pincha en la Casa Rosada, obsequio del magnate ahora desaparecido–, supone un nuevo golpe a la credibilidad de los desembarcos privatizadores en los clubes. O dicho de otra forma, también una gran publicidad para las sociedades civiles sin fines de lucro. No sólo explotan las burbujas cripto.
A Gillett lo esperan, desde hace varias semanas, en Estudiantes, Vélez y River. Sus promesas de pago aún no llegaron. Con las SAD todavía prohibidas, Verón había acordado una suerte de gerenciamiento que, aparentemente, morirá antes de haber nacido. El desembarco de capitales privados en los clubes de fútbol argentino es largo y pocas veces tuvo finales felices.
Sin embargo, también es cierto que en la actualidad, en especial en el Ascenso -pero además en Primera División-, la AFA permite decenas de clubes con gerenciamientos encubiertos, inyecciones de dinero privado al fútbol que no son informadas públicamente, un secretismo que se contradice con el latiguillo “el club es de los socios”.
A continuación, un recorrido desde el pasado hasta el presente de SAD-gerenciamientos-mecenazgos en el fútbol argentino, una lista heterogénea en la que Foster Gillett ya tiene un lugar reservado.
- Loma Negra (1981-1983): Amalia Lacroze de Fortabat, dueña de la cementera, financió un equipo que compitió en el Nacional con un plantel de lujo y beneficios extravagantes. Tras la eliminación en octavos, el equipo volvió a su liga local.
- Defensa y Justicia (1987-1989): Excellens SA intentó gerenciar el club como prueba para desembarcar en Boca, pero abandonó el proyecto antes de tiempo, llevándose 26 jugadores a Atlanta.
- Mandiyú (1994-1995): De club manejado por la empresa Tipoití pasó a ser propiedad del diputado Roberto Cruz, quien lo dejó en ruinas y fuera de la AFA. Recién regresó en 2010.
- Argentinos Juniors (1995): Un acuerdo con TyC llevó al equipo a jugar en Mendoza, lejos de su hinchada. Contribuyó a la posterior crisis y descenso del club.
- Quilmes (2000): El Exxel Group firmó un gerenciamiento por diez años pero abandonó al club tras un solo año. Sin inversores, Quilmes ascendió dos años después.
- Racing (2001-2008): Blanquiceleste SA trajo un título tras 35 años, pero terminó con deudas, protestas de socios y crisis institucional.
- UAI Urquiza (femenino): Tras ser un referente en el amateurismo, el club optó por descender en 2023 ante la profesionalización del fútbol femenino.
- Riestra y Talleres: Mientras Riestra opera con la sombra de Stinfale, Talleres revitalizó su economía con el Grupo Pachuca y la presidencia de Andrés Fassi, generando dudas sobre su autonomía.
- Casos actuales: La AFA admite gerenciamientos en Primera y B Nacional. Clubes como Real Pilar, San Miguel, Claypole y Maipú evidencian la contradicción entre la resistencia a las SAD y la realidad financiera de muchas instituciones.
El caso Foster Gillett vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre la injerencia del capital privado en el fútbol argentino. Entre el rechazo popular y la necesidad económica, los clubes transitan una delgada línea entre la autonomía y la dependencia financiera.